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Un nuevo escenario en los procesos de selección de personal

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Victoria Fernández-Getino, Técnico Departamento de Empleo de la Fundación Universidad-Empresa de Valencia
En la última década los procesos de selección han dado un giro de 180 grados. Si antes con presentarse y poco más se podía acceder a un empleo, actualmente la buena formación y preparación de los candidatos, junto con las exigencias del mercado de trabajo, han marcado la alteración del sistema de éstos; profesionalizando, alargando y complicando sus fases.

En este sentido los procesos de selección no pueden ceñirse meramente a la comprobación de conocimientos profesionales, con las herramientas clásicas de selección, tales como el currículum vitae y el expediente académico, ni siquiera son suficientes los conocidos tests de inteligencia por sí mismos para cubrir las necesidades de selección. Se hace necesaria la utilización de nuevos métodos y nuevas variables a medir.

El objetivo a perseguir es la predicción del rendimiento laboral para lo cual no podemos ni debemos olvidar el mayor recurso de todos: el factor humano. Así pues, las políticas de recursos humanos deben dirigir sus esfuerzos a potenciar y desarrollar aquellas competencias laborales que favorezcan el desempeño laboral. No sólo hay que tener en cuenta las competencias técnicas determinadas por el puesto de trabajo a cubrir, sino que hay que valorar también todas aquellas otras competencias transversales no específicas de ningún puesto y válidas para todos.

Para dar respuesta a este gran reto la Fundación Universidad-Empresa (ADEIT) dedica grandes esfuerzos a orientar a los jóvenes universitarios en la toma de conciencia y potenciación de sus competencias laborales, haciendo hincapié en las siguientes;

- trabajo en equipo; aquella habilidad para participar como un miembro más, desempeñando un rol determinado no permanente, que facilita el buen desempeño.
- habilidad comunicativa; muestra de capacidad activa de escucha, empatía y asertividad.
- dinamismo; capacidad para mantener altos niveles de actividad, como indicativo de resistencia y capacidad de trabajo.
- "cultura del trabajo versus cultura del tiempo libre”; como la habilidad personal de auto-motivarse y valorar el trabajo en su justa medida no como un mero justificante económico, como marca también de responsabilidad.
- flexibilidad; aprendizaje continuo y cambio de tareas constante, determinado por el mercado de trabajo actual.
- liderazgo, dotes de mando; utilización de los rasgos propios más apropiados para guiar a individuos o grupos hacia la consecución de un objetivo.
- iniciativa; capacidad resolutiva, influencia activa en los acontecimientos, no pasivo.


- capacidad crítica, autocrítica; habilidad para evaluar y tomar decisiones tanto propias como externas desde un punto de vista racional.


En definitiva, y partiendo de estos ocho factores clave, podemos afirmar que en la actualidad, en una nueva época en la que el trabajador se ve obligado a ajustar y actualizar sus conocimientos continuamente, los aspectos más valorados en una entrevista de trabajo no son tanto los conocimientos sobre una determinada área sino aquellas habilidades o competencias imprescindibles para desempeñar cualquier actividad.
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