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Idiomas y enseñanza superior: más allá del inglés

Artículo de opinión

Actualmente nadie cuestiona la necesidad que los procesos formativos de calidad contemplen la dimensión internacional. En un mundo cada día más global, el conocimiento de idiomas para poder compartir modelos formativos y modelos de intervención, se hace cada día más patente.


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Isabel Torras Genís. Relaciones Internacionales. Escuelas Universitarias de Trabajo Social y Educación Social Pere Tarrés, Universidad Ramon Llull
Hasta hace unos años, un dominio básico del inglés o el francés era suficiente para que los estudiantes universitarios pudieran consultar bibliografía especializada y participar en jornadas o congresos. En poco tiempo este panorama ha cambiado y un dominio avanzado, principalmente del inglés, se ha convertido en requisito casi imprescindible para cursar estudios superiores. En la ya célebre Declaración de Bolonia (1999) se pusieron las bases para la convergencia europea en materia de formación universitaria, de forma que en el año 2010 habrá una equivalencia de las titulaciones de los diferentes países de la Unión Europea, hecho que permitirá una libre circulación de estudiantes y profesores entre universidades que impartan las mismas disciplinas académicas. Esto significa que cada vez va siendo más frecuente la movilidad estudiantil y de profesorado entre universidades; y por lo tanto, se deben cursar asignaturas, participar en seminarios, realizar trabajos y examinarse en la lengua de la universidad de destino. Ya no basta con un conocimiento superficial del idioma, sino que se requieren habilidades lingüísticas avanzadas de lectura, comprensión y expresión tanto oral como escrita. El inglés se ha erigido como lengua común para la comunidad científica universitaria y todo apunta a que continuará siéndolo en los próximos años. Pero también es cierto que hay una necesidad cada vez más acuciante de conocer otras lenguas. La movilidad de nuestros universitarios, que hasta ahora se centraba mayormente en Europa (potenciada de forma muy positiva gracias al programa Sócrates-Erasmus de la Unión Europea) y, en segundo lugar, en Estados Unidos, está experimentando un cambio: Se detecta una demanda creciente de intercambios a otras áreas geográficas; con lo que ello supone de aprendizaje de otras lenguas (a parte de las ya tradicionales inglés y francés) como pueden ser el chino, el ruso o el árabe.
Basándonos en lo que acabamos de establecer, podríamos dibujar el siguiente panorama con relación a los idiomas y la enseñanza superior:
- El dominio de la lengua inglesa se dará por descontado y será requisito imprescindible para cursar estudios superiores.
- Crecerá la necesidad de conocer otras lenguas de carácter mayoritario como el chino, el ruso o el árabe gracias a los intercambios que se realizarán más allá de Europa y de los Estados Unidos.
- En último lugar, también nos gustaría señalar la relevancia que tendrán las lenguas minoritarias de la Unión Europea (danés, sueco, holandés, flamenco, etc.) para aquellos estudiantes que deseen una integración real y total en su universidad de destino europea (ya sea en Dinamarca, Suecia, Holanda, etc.) y no solo una participación en cursos impartidos en inglés y diseñados especialmente para los alumnos de intercambio.
Por ello animamos a todos los estudiantes a aprender no ya un segundo, sino también un tercer y un cuarto idioma con los cuales poder participar en programas de intercambio universitario. Como relataba una alumna a su regreso de una estancia en Dinamarca: "...realizar un intercambio te permite vivir una nueva realidad; es una experiencia que va más allá de lo que es estrictamente académico, ya que también te ayuda a crecer a nivel personal. Realmente creo que una experiencia de este tipo debería poder hacerla todo el mundo porqué es un complemento excelente para toda formación”.
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