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Sirvámonos de la Orientación Educativa

Artículo de opinión

En el cada vez más diverso alumnado español son múltiples las necesidades educativas que podemos encontrar. Suelen relacionarse con problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como las dificultades en la lectoescritura o el razonamiento matemático, o con problemas conductuales de índole afectiva -originados por carencias o conflictos en el núcleo familiar del alumno-, muy próximos a los trastornos de adaptación social y otros.


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Iñigo Portillo Pollo, Licenciado en Pedagogía y Articulista de DURVAN, S.A. de Ediciones Bilbao
El arma que utilizamos para tratar de paliar este tipo de necesidades es la Orientación Educativa, entendida ésta como "conjunto de actividades dirigidas a los alumnos, padres y profesores para ayudarles en el desarrollo de sus tareas dentro del ámbito específico de los centros escolares”.
En la educación secundaria estas actividades deben estar coordinadas por un departamento que puede estar integrado por orientadores (psicólogos, pedagogos o psicopedagogos), profesores de compensatoria, maestros de pedagogía terapéutica, profesores técnicos de servicios a la comunidad (quienes ponen en conocimiento de los servicios sociales la situación precaria de algunos alumnos para movilizar la ayuda necesaria), maestros de audición y lenguaje y profesores de los ámbitos científico-técnico y sociolingüístico. Las líneas de actuación de este equipo profesional serán el Plan de Orientación Académico-Profesional, para ayudar al alumno a conocerse a sí mismo, informándole de las oportunidades académicas y laborales que le esperan en el futuro; el Plan de Acción Tutorial, para la organización de la actividad del profesor en el aula y que contempla, entre sus objetivos, el estímulo de actitudes participativas, y de hábitos de convivencia y tolerancia en el centro docente; el Plan de Apoyo al Proceso de Enseñanza y Aprendizaje, que, con la idea de mejorar el proceso educativo de todos los alumnos, presta especial atención a aquellos que tienen alguna dificultad; y el Desarrollo Personal del Profesorado, cuyo objeto es mejorar la práctica profesional de los docentes.
En los niveles de educación primaria y de educación infantil contaremos con los equipos de orientación general y los equipos de atención temprana, respectivamente, que atienden diferentes centros (son externos al centro). Estos equipos pueden estar formados por orientadores, profesores técnicos de servicio a la comunidad, médicos, maestros de audición y lenguaje, y personal especialista en trastornos motrices o sensoriales (visuales y auditivos); sus líneas de trabajo son la participación en las juntas evaluación del alumnado, el desarrollo del plan de acción tutorial y la atención a la diversidad humana (social, lingüística, étnica...). Para contribuir a la integración total de los alumnos es importante educar desde una edad temprana en la tolerancia y el respeto intercultural.
Los orientadores tratan de detectar y de cubrir las necesidades que vayan surgiendo en el alumnado y que, como hemos mencionado antes, pueden ser de muy variados tipos. Debe contemplarse la adaptación curricular -es decir, la acomodación de los contenidos a las necesidades, contexto y posibilidades de cada alumno- como una estrategia de avance cuando se presentan problemas en el aprendizaje. A menudo surgen éstos en el desarrollo del lenguaje oral; es frecuente por ejemplo la dislalia, trastorno en la pronunciación de las palabras para el que existen buenos métodos de valoración y diversos ejercicios de reeducación que suelen dirigir los logopedas. También suelen aparecer problemas en la lectoescritura, la motricidad, el cálculo y el razonamiento lógico. Para todos ellos hay técnicas específicas que se trabajan en los departamentos de orientación.
El creciente número de alumnos extranjeros escolarizados en nuestro país aumenta la carga de trabajo de estos departamentos. En muchos casos los alumnos inmigrantes se enfrentan con un gran handicap, el desconocimiento del idioma, que les impide alcanzar el nivel de sus compañeros; obviamente, dominar la lengua hablada en el centro es esencial para aprobar las asignaturas. Para superar tal obstáculo nos servimos de la educación compensatoria: durante un tiempo determinado del horario lectivo, el alumno pasa a otro aula con el profesor del departamento de orientación, para trabajar allí matemáticas y lengua castellana, especialmente.
Ante problemas de conducta en los alumnos, los orientadores también están a disposición de los profesores para colaborar en la búsqueda de la táctica más adecuada a emplear en cada caso. Existen muchas técnicas para la corrección de los comportamientos inadecuados y la potenciación de los deseables (reforzamientos negativos y positivos, modelado, contratos de conducta…), pero es fundamental que haya confianza y colaboración entre profesores y orientadores; lamentablemente, en ocasiones algunos profesores rehúyen la colaboración, no por desconfianza sino por la asunción del problema del alumno como un reto personal.
Ante la sospecha de que la actitud y el rendimiento de un alumno puedan estar condicionados por problemas de índole familiar, el tutor deberá ponerlo en conocimiento del departamento de orientación para trabajar en sintonía con sus miembros y para que el alumno reciba todo la ayuda posible (psicológica, de servicios sociales, con entrevistas a la familia, etcétera).
Por todo ello, para atender las necesidades de los educandos es fundamental no sólo que los integrantes de la comunidad educativa -profesores y orientadores- trabajen en equipo, sino también que los alumnos vean en los departamentos de orientación un lugar de apoyo.
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