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¿Estrategias de aprendizaje? Y eso qué es...

Artículo de opinión

Desde mi punto de vista, teniendo en cuenta que mi ámbito profesional se centra en la enseñanza secundaria (ESO-BACH), la aplicación de la LOGSE ha supuesto la pérdida de una serie de estrategias de aprendizaje que hacian del alumno, en un alto porcentaje, un estudiante autónomo.


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Albert Sáenz i Higueras, Director de ESO y Bachillerato. Col.legi Sant Estanislau de Kostka-SEK (Barcelona)
Por tanto, lo que los educadores encontramos actualmente en las aulas de la secundaria (especialmente en la ESO, pero también en el Bachillerato como herencia de la anterior), es un público desmotivado y con una baja autoestima producto de su incapacidad para estudiar de una forma efectiva, para aprender a pensar y para hacer frente a las exigencias de pruebas cada vez más difíciles, incluso selectivas y excluyentes como por ejemplo las PAU (pruebas de acceso a la Universidad).
El día a día del docente hace difícil abordar este problema (incluso con la inestimable ayuda de los departamentos de orientación) y la estructura de los centros, a veces, tampoco ayuda en la aplicación de medidas que atiendan a la diversidad con la que nos encontramos.
Es por eso que una posible solución podría pasar por la mentalización de toda la comunidad educativa, la preparación de los profesores y la modificación de los currículos para incluir, en la mayoría de las áreas de aprendizaje, créditos/materias/asignaturas (o, si se quiere, en un principio, como eje transversal interdisciplinar), actividades y metodologías que hagan del alumno un estudiante estratégicamente autónomo, capaz de autorregularse su propio aprendizaje, sabiendo escoger entre varias técnicas la más adecuada en cada momento y disciplina (lo que se conoce como metacognición).
¿Y esto es difícil? Pues sinceramente, como todo cambio (y en la comunidad docente aún más), cuesta un poco al principio, pero los resultados pueden llegar a ser tan positivos que el esfuerzo inicial vale la pena. Ponerse de acuerdo en los seminarios didácticos para aplicar determinadas técnicas o procedimientos que desarrollen en los alumnos ciertas habilidades, con las que llegarán a conformar un perfil de competencias adecuado al nivel en el que se encuentra, no parece plantear más dificultad que el quererlo hacer. Si finalmente el alumno es capaz de elegir (toma de decisiones consciente e intencional) entre varios procedimientos el más adecuado a su contexto y momento, habremos conseguido el objetivo buscado, el conocimiento estratégico de nuestro alumnado.
Las técnicas procedimentales que debemos enseñar (o tal vez no enseñar, sino acompañar en un aprendizaje autónomo), son las mismas que todos conocemos. Como mucho, bien elegidas (según el momento, el contexto, el área o la materia), secuenciadas y programadas de acuerdo al aprendizaje significativo del enseñar a pensar y a aprender.
En mi centro de enseñanza estamos iniciando un proceso como el que he intentado explicar. Todavía no tenemos resultados prácticos significativos, pero no tenemos duda de que el camino que hemos emprendido es el adecuado. Esperemos que el tiempo nos dé la razón…
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