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Perfil de competencias del técnico en el ámbito de las Ciencias del Trabajo

Artículo de opinión

En la nueva sociedad post-industrial, se han producido cambios sociales muy profundos por lo que respecta al significado del trabajo y las demandas de los empresarios, trabajadores y sus familias.


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Sergi Serrano. Director de Manpower-Sabadell. Profesor asociado del Departamento de Piscología Social de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)
En respuesta al creciente interés por conocer el funcionamiento actual de los mercados laborales, las condiciones de trabajo de las personas y cómo pueden ser conciliadas las necesidades de la vida privada y familiar con los requerimientos del trabajo, aparecen cada vez más profesionales que desarrollan su actividad en el ámbito de los recursos humanos.
Los profesionales de las ciencias del trabajo deben afrontar cada día temáticas como la gestión de políticas de personal; articular proyectos de gestión positiva y rentable de los recursos humanos; elaborar políticas socio-laborales; articular programas de formación y desarrollo profesional; prevenir, planificar y ofrecer soluciones en temas socio-laborales; solucionar problemas organizacionales; o generar relaciones de convivencia pacífica y beneficiosa entre empresa y trabajador.
Para poder tener éxito en el desempeño de estas funciones, el profesional debe disponer de una serie de competencias que le provean de la aptitud necesaria para estos puestos de trabajo en el ámbito de las ciencias del trabajo. El objetivo de este artículo, es precisamente presentar el perfil de competencias que debe disponer un profesional en el ámbito de las ciencias del trabajo, concretamente nos centraremos en el perfil del técnico.
Se han agrupado las competencias en tres grandes pools, que coinciden con las tres grandes áreas de trabajo de estos profesionales. Éstas son; Gestión de la Información, Gestión de los Recursos Humanos, y finalmente, Gestión del Entorno.
En primer lugar, encontramos las competencias que hacen referencia a la gestión de la información. Parece evidente la necesidad de saber identificar, recoger y elaborar información para poder desempeñar las funciones propias del puesto. En este sentido, las competencias clave necesarias para ellos son las siguientes. Capacidad de observación, entendida como la capacidad para mantener la atención y concentración especialmente orientada a la detección de información. Necesaria para poder "recoger” información directamente de las fuentes disponibles.
Capacidad de análisis, entendida como la capacidad para identificar los principales elementos de información significativa de diversas fuentes. Necesaria para poder identificar la información realmente útil para mi en ese momento.
Capacidad de síntesis, entendida como la capacidad para englobar los datos más relevantes de un conjunto de información. Necesaria para poder englobar la información de manera que sea manejable.
Con estas tres competencias somos capaces de realizar una correcta elaboración de la información y tratamiento de datos. Pero toda esta información debe ser canalizada hacia algún fin, en otras palabras, debe servir para algo. Aquí es donde entran en juego otras dos competencias más dentro del pool de gestión de la información que nos permiten generar acción; planificación y juicio.
Capacidad de planificación, entendida como capacidad para organizar el trabajo con eficacia utilizando apropiadamente los recursos. Necesaria para poder planificar las acciones que llevaremos a cabo en un futuro.
Capacidad de juicio, entendida como capacidad para desarrollar cursos de acción alternativos basándose en suposiciones lógicas que reflejan hechos complejos. Necesaria para ejecutar las acciones previamente establecidas.
Llegados a este punto, disponemos de un perfil del buen gestor de la información. Pero el profesional en el ámbito de las ciencias del trabajo no es sólo eso, también debe disponer de una serie de competencias que le permitan gestionar de forma adecuada los recursos humanos a su alcance.
La primera competencia relacionada con la Gestión de los Recursos Humanos es la iniciativa. Entendida como la capacidad para generar acción para conseguir un objetivo. Necesaria para participar de forma activa en el seno de un grupo.
Capacidad de comunicación, entendida como capacidad para expresar hechos o ideas en términos comprensibles para el interlocutor de tal modo que permita recibir o proporcionar información. Necesaria para poder enviar y recibir información de forma eficiente.
Capacidad de empatía, entendida como capacidad para sentir y comprender las emociones ajenas como propias. Necesaria para poder comprender a los demás, sus intereses, motivaciones, objetivos.
Y finalmente encontramos la capacidad de trabajo en equipo, entendida como capacidad para incorporar a las propias acciones la de los demás compartiendo la información y tareas. Necesaria para compartir información, recursos, objetivos, esfuerzos, etc…. con el resto de personas con las que uno colabora.
La tercera y última gran área, Gestión del Entorno, nos permite hacer frente al dinamismo constante que envuelve la organización. La adaptabilidad, entendida como capacidad para mantener la eficacia en una gran variedad de situaciones, responsabilidades y grupos, es la competencia que nos permite el desarrollo continuo y nos asegura la permanencia como profesional.
Independientemente de la formación técnica adquirida, estas son las competencias comunes que debe disponer un profesional en el ámbito de las ciencias del trabajo hoy por hoy.
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