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Profesionales con futuro o profesionales con miedo a enfrentarse al futuro

Artículo de opinión

Los profesionales de las ciencias naturales y del medioambiente son los conocedores de algo tan apasionante como los seres vivos y del medio en el que viven, de sus interacciones y de su funcionamiento, conocimientos estos que han permitido mejorar en muchos aspectos nuestra calidad de vida.


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Prof. Dr. José Alfredo Vicente Orellana, Doctor en CC. Biológicas, Coordinador de 5º de Ciencias Ambientales, Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales, Facultad de Farmacia, Universidad San Pablo-CEU.
Seguro que estas palabras las podrían decir un biólogo, como yo, o un geólogo, químico, o tantos otros compañeros de conocimiento que integran estas disciplinas, como los más recientes licenciados en ciencias ambientales. Profesionales altamente vocacionales, en ocasiones poco remunerados y con dificultades de encontrar empleo, pero con la ilusión de estar siempre integrados en el medio en el que viven, de ser un elemento más de la Naturaleza, de que nuestro escaso tiempo de vida sea una completa simbiosis con el medio en el que vivimos, y con la esperanza de que no se convierta en un parasitismo despiadado.
Son muchos los conocimientos que barajamos y que somos capaces de compaginar. Nosotros, los profesionales de las ciencias naturales, tenemos la capacidad de compaginar desde conocimientos antiquísimos hasta los más novedosos. Sin embargo, estas licenciaturas que se incluyen en las ciencias naturales siempre parecen más desprestigiadas frente a las llamadas "hermanas mayores”, las ingenierías o las ciencias de la salud. No hay que caer en la confrontación, sino en la integración de conocimientos de forma multidisciplinaria.
Los campos que abarcan son numerosos, desde el Medio Ambiente, la sanidad, la producción y calidad, los servicios, la formación y la docencia. Si tuviera que detallar todas y cada una de las ramas que componen estas áreas, la lista sería interminable. Pero hoy en día ¿qué es lo que demanda la sociedad?. ¿Qué nos pide como profesionales? Son varias las posibilidades, pero siempre con un denominador común, favorecer el desarrollo de la sociedad, haciendo compatibles la calidad de vida y la preservación de la naturaleza. En este sentido cobran mayor relevancia profesionales con conocimientos sobre impacto ambiental, ordenación del territorio, gestión de espacios naturales, flora y fauna, especialistas en contaminación, en sistemas de gestión ambiental y de la calidad, prevención de riesgos naturales, análisis biológicos y clínicos, control de agentes biológicos patógenos, biotecnología, experimentación animal y vegetal.
Basta con ver estas demandas para comprender que lo que más hace falta son profesionales capaces de arreglar aquello que el desarrollo industrial a masacrado, y de preservar para futuras generaciones lo poco que aún no ha devorado este progreso incontrolado. Sin duda un reto complicado, pero apasionante para los profesionales de las ciencias naturales y ambientales.
Si analizamos la trayectoria de un individuo en su formación y valoramos la complejidad, ésta es cada vez es mayor hasta alcanzar el objetivo prioritario, que es la inserción laboral. El individuo cuando llega a la universidad, cada vez está peor preparado en lo que se refiere a conocimientos generales y básicos. El esfuerzo que tiene que hacer para alcanzar el nivel exigido es mucho mayor, y esto no es más que el esfuerzo que hay que hacer para empezar a desarrollar la profesión deseada. Sin embargo, hoy podemos decir que nuestros universitarios tienen un nivel de conocimientos bastante aceptable. No obstante, ellos son conscientes de sus defectos y virtudes, y claman por un mayor acercamiento entre universidad y empresa, entre lo teórico y lo práctico, algo que se promueve con la declaración de Bolonia del año 1999 y la creación del Espacio Europeo de Estudios Superiores.
La pregunta que siempre nos hacemos es ¿nuestros alumnos están realmente capacitados para salir al mercado laboral con los conocimientos adquiridos en la carrera?. Tal vez la pregunta que nos deberíamos hacer, o al menos es lo que piensan las empresas, tendría que ser ¿saben trabajar? Evidentemente las respuestas son distintas. La respuesta a la primera pregunta creo que es obvia: sí. Al menos sí tienen los conocimientos básicos para buscar su primer empleo. Pero evidentemente no están preparados ni para buscar ni para empezar a desarrollarse plenamente en su nueva vida laboral. Esto es lo que reflejan numerosas encuestas realizadas durante los últimos años, tanto a profesionales de las empresas que buscan nuevas contrataciones, como a los propios alumnos que están a punto de terminar o empiezan a incorporarse al mercado laboral.
En este primer contacto cobran especial importancia la orientación que haya dado el tutor a lo largo de la formación académica y los centros y oficinas universitarias especializados, que se dedican a la preparación de los nuevos profesionales en la búsqueda de su primer trabajo. La estrategia que desarrollan estos centros para favorecer su inserción es muy diversa, aunque eficaz a la hora de elevar el porcentaje de primeras contrataciones. Este esfuerzo se acentúa sobre todo en centros privados, pues este puede ser uno de los factores clave a la hora de diferenciarse de otros centros de semejantes características. Las actividades que desarrollan son, entre otras, la preparación de entrevistas, la elaboración del curriculum, bolsa de trabajo, formación en técnicas de búsqueda de empleo, información sobre oposiciones, prácticas y becas, y una larga lista.
Posteriormente, llega la hora de enfrentarse a la primera prueba, y que ni mucho menos es fácil. El candidato se enfrentará a numerosas pruebas como la entrevista personal, prueba psicotécnica, pruebas de razonamiento verbal, lógico y numérico, pruebas de comportamiento personal y profesional, test de idiomas, personalidad e inteligencia. Todo esto para buscar el perfil deseado, que podría ser en la sociedad actual una persona competente, con las habilidades de comunicación social para desempeñar su trabajo, capaz de controlar el estrés, de trabajar en equipo y ambicioso por culminar su meta. El mercado laboral no busca exclusivamente un título o una formación específica, sino personas con ilusión y vocación por su trabajo, entusiastas y motivadas.
Evidentemente no basta con tener buenas actitudes. También se necesita una formación integral, amplia y a ser posible con alguna experiencia previa. Aquí serán fundamental el curriculum, los conocimientos de idiomas, una formación postgrado (doctorado o master) y sobre todo experiencia previa. Vivimos en un mundo cada vez más competitivo y ambicioso, que no mira hacia abajo, pero ¿no es demasiado lo que se les pide a las nuevas generaciones?. Finalmente, creo que considerando todo esto, es evidente que los alumnos, al acabar sus estudios, están capacitados para trabajar, pero no al nivel profesional que se exige cada vez más en la actualidad.
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