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Profesiones en construcción

Editorial

La construcción es el sector productivo que mantiene a unos niveles importantes el crecimiento del PIB en España, por encima de la medio europea y del resto de países desarrollados. El acceso a la vivienda y su coste, entre los que están asumiendo una hipoteca o, minoritariamente, pagando un alquiler, destacan en el ranking de problemas mencionados por los ciudadanos -particularmente, los jóvenes- a través de los estudios sociológicos.


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Enric Renau, Editor de Educaweb.com
La construcción y la actividad inmobiliaria son también el sector que empuja las demandas de empleo no sólo a nivel de formación superior universitaria (arquitectura técnica o aparejadores, ingeniería superior de caminos y técnica de obras públicas, arquitectura superior, etc...) y de formación profesional de grado superior (delineantes, técnicos en prevención laboral) sino, y también de grado medio (albañiles, encofradores, alicatadores, etc.)

En cambio, creo que podríamos convenir que la oferta formativa y la adquisición de determinadas competencias profesionales para el sector de la construcción, en general, está aún... en construcción.

A mi entender, queda mucho por hacer.

Un primer ejemplo sería, la formación en competencias básicas para albañiles, inmigrantes o no, en materias como la lingüística, el cálculo matemático o el conocimiento del territorio.

Otro ejemplo relacionado ya con las competencias profesionales, sería la adquisición de técnicas específicas por ejemplo de albañilería, la incorporación de las TIC en el proceso de ejecución de la actividad productiva o la especialización profesional jurídica, económica, en materia de prevención de riesgos laborales, paisajismo, estudios sociológicos, etc.

Finalmente es importante que el sector desarrolle las competencias tranversales en la adquisición de destrezas y técnicas útiles también para la actividad profesional, como saber realizar un presupuesto, la mejorar la gestión del tiempo, la capacidad de atención al público, de comunicar, etc.

La generación de rendimientos que genera este sector no se puede equiparar, ni por asomo, a la inversión realizada en formación para sus empleados y directivos. Es responsabilidad de todos encontrar una solución y ejecutarla lo más rápidamente posible. No hacerlo conlleva riesgos para la reducción de la siniestralidad laboral, y repercute negativamente en una posible reducción de costes y mejora de la calidad durante el proceso y en el resultado final.

Nos consta que los colegios profesionales y las universidades y centros de formación están trabajando en ello para mejorar el nivel de cualificación de los profesionales del sector. Nos consta que tenemos algunas escuelas y algunos profesionales de primer nivel internacional. Pero no por ello debemos obviar la inexistencia global de un compromiso del sector para con la mejora de las competencias profesionales de sus empleados y una falta de motivación e interés entre los trabajadores y de apoyo por parte de las instituciones competentes.
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