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Prácticas en empresas, competencias profesionales e inserción laboral
Artículo de opinión
Ciertamente no es lo mismo lo que una empresa pide y exige a un profesional con experiencia que lo que puede demandar a un recién licenciado, y esto se debe reflejar en la confección de su CV. Al joven profesional que acaba de finalizar su carrera la empresa espera de su CV una información sobre su formación académica y sobre su experiencia profesional. Se puede objetar diciendo que a un recién licenciado no se le puede pedir todavía experiencia laboral pues se ha dedicado sólo a estudiar. Sí, ... pero no. Las prácticas en empresas, realizadas durante sus años de vida universitaria, constituyen una auténtica experiencia profesional que debe quedar reflejada en su CV. De ahí que es un motivo de excelencia y un claro indicador del nivel de calidad de una universidad comprobar qué tanto por ciento -que debería ser del 100%- de sus alumnos realizan prácticas curriculares, y evaluar la categoría y el contenido de la mismas.
Una reciente encuesta -no publicada todavía- realizada por la Agencia Nacional de la Calidad y Acreditación (ANECA) a un centenar de directores de recursos humanos sobre inserción laboral de los universitarios al finalizar su carrera, señalaba en sus resultados que un tanto por ciento muy elevado de las empresas, a la hora de seleccionar a sus candidatos, primaban a aquellos estudiantes que habían hecho prácticas durante la carrera, en detrimento de la valoración del propio expediente académico.
Además, se constata que un alumno con un buen expediente académico no es garantía segura de un posterior buen comportamiento laboral. Las empresas señalan el déficit de nuestros universitarios en competencias profesionales, sencillamente porque todavía en el panorama universitario español pocas universidades contemplan el aprendizaje de competencias dentro de la misma programación y formación universitaria. Capacidades como la motivación y el liderazgo; habilidades de comunicación oral y escrita; integridad y ética profesional; trabajo en equipo y gestión de proyectos; toma de decisiones y resolución de problemas; iniciativa, creatividad y gestión del cambio, son competencias, entre otras, que no se adquieren en la mayoría de las aulas universitarias, ancladas en modelos de aprendizaje donde prima la mera transmisión de conocimientos.
Es evidente que las prácticas en empresas durante los últimos años de universidad no sólo constituyen un medio excelente de formación profesional sino que es la oportunidad que tiene la propia empresa de comprobar in situ todas aquellas habilidades, competencias y personalidad del candidato, más allá de lo que puede reflejar un frío y teórico expediente académico. En este sentido se comprueba, ciertamente, que las prácticas en empresas se constituyen, en muchos casos, como camino natural de inserción laboral.
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