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Segregación de género en la docencia y crisis económica

Artículo de opinión


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Silvia Rueda Pozo, Responsable de proyectos de DEP Institut
Actualmente, y contrariamente a lo que sucedía hace tan sólo unas décadas,  la presencia de las mujeres en todos los niveles educativos es superior a la de los hombres. Y no sólo se ha avanzado en este sentido. Los porcentajes de abandono escolar son inferiores entre las mujeres y ellas obtienen mejores resultados educativos. Sin embargo, la posición de las mujeres en el mercado laboral no refleja todos estos logros históricos en el ámbito educativo: las mujeres presentan mayores dificultades para acceder al empleo y padecen niveles de precariedad y de discriminación salarial superiores. Por otra parte, a pesar de que cada vez hay más mujeres que acceden a empleos tradicionalmente considerados como "masculinos", siguen sufriendo una mayor segregación ocupacional que los hombres.

La segregación de género en la docencia

La docencia constituye un sector en el que la segregación de género, tanto la vertical como la horizontal, ha estado históricamente presente.

Cuando hablamos de segregación horizontal, nos referimos a que las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres de acceder a cualquier tipo de ocupación. De esta manera, las mujeres se concentran en un número más reducido de ocupaciones, vinculadas a estereotipos de género. Al igual que sucede con profesiones como la enfermería o la asistencia social, la docencia, pero especialmente en la educación infantil, se asocia a los "cuidados" y al estereotipo de mujeres cuidadoras y hombres mantenedores. Así, mientras que en el curso académico 2014-2015 el 97,6% del profesorado de educación infantil en España eran mujeres, la proporción disminuía hasta el 57,2% en secundaria y al 40,5% entre el profesorado universitario[1].

Por otra parte, con segregación vertical hacemos referencia a que las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres a la hora de acceder a puestos con poder decisorio. De nuevo, el sector de la docencia constituye un ejemplo paradigmático de este tipo de segregación. De esta manera, durante el curso académico 2014-2015  tan sólo el 20,8% de los catedráticos y el 8,0% de los rectores eran mujeres en el sistema universitario español[1].
 
El impacto de la crisis en la segregación de género

El análisis histórico de las crisis económicas de los últimos años desde la economía feminista ha puesto de manifiesto la presencia de tres pautas históricas[2]:
  1. De las crisis se sale con una intensificación del trabajo de las mujeres, pero especialmente del no remunerado.
  2. Tras las crisis, el empleo masculino se recupera antes que el femenino, acabando éste último más precarizado que al inicio de la crisis.
  3. De la crisis se sale con retrocesos en los avances en igualdad conseguidos en épocas de bonanza.
Según la Organización Internacional del Trabajo[3], al principio de la actual crisis económica las profesiones mayoritariamente ocupadas por hombres fueron las que más negativamente se vieron afectadas. Pero puesto que muchas de las medidas que se pusieron en marcha para paliar estos efectos negativos se focalizaron precisamente en los sectores más masculinizados (como son la industria o la construcción) y no en los más feminizados (como son la docencia o los servicios), esto ha tenido como consecuencia un incremento de la segregación de género en el empleo. En el mismo sentido, las medidas de austeridad dirigidas al sector público (sanidad, educación…), mayoritariamente ocupado por mujeres, ha acabado afectando a éstas en mayor grado con consecuencias como la pérdida del empleo, la congelación de salarios o la merma en los derechos laborales.

Buenas prácticas para combatir la segregación de género

Conscientes del impacto negativo que la crisis económica está teniendo en los avances alcanzados en materia de igualdad de género, algunos países han comenzado a legislar para evitar mayores consecuencias en las generaciones futuras. A continuación se resumen algunas experiencias interesantes:
  • En Alemania se ha colaborado con los editores de libros de texto para luchar contra los estereotipos de género que muchas veces contienen los materiales educativos.
  • Dinamarca ha desarrollado iniciativas para reducir la segregación de género entre el profesorado de educación infantil. En este sentido, se han puesto en marcha varias experiencias para promover la contratación de educadores hombres.
  • Los Países Bajos han desarrollado iniciativas para fomentar que los y las jóvenes escojan itinerarios formativos libres de estereotipos de género. Mientras que se ha estimulado a las chicas a escoger itinerarios más técnicos, se ha hecho lo mismo para que los chicos opten por itinerarios formativos vinculados con profesiones de cuidados.
  • Portugal ha desarrollado las "Guías Educativas  Género y Ciudadanía", dirigidas al profesorado desde educación infantil hasta el final de la educación secundaria. Estas guías están destinadas a integrar la igualdad de género en los centros educativos para ir eliminando de manera gradual los estereotipos de género en todos los programas de estudio.
  • Con el objetivo de garantizar que las chicas tengan la posibilidad de escoger sus itinerarios formativos dentro del más amplio abanico posible y que su capacidad de elección no se vea obstaculizada por los estereotipos que sugieren que algunos empleos "son para chicos" y otros "son para chicas", el Reino Unido ha elaborado la Guía "El futuro de tu hija". Esta guía va destinada a los padres y madres y contiene información sobre las elecciones que tendrán que hacer sus hijas y en qué momento del ciclo educativo tendrán que hacerlas. Este documento proporciona así un apoyo a las familias para cuestionar las expectativas de género y los estereotipos que pueden limitar las elecciones de sus hijas.

Como se ha descrito anteriormente, todavía estamos lejos de alcanzar la paridad de género en el mercado laboral, siendo la docencia uno de los sectores donde la segregación tanto vertical como horizontal está más presente.

La crisis económica de la que todavía no hemos salido, por otra parte, está teniendo un efecto negativo sobre los avances en la igualdad  de género alcanzados hasta el momento. Sin embargo, iniciativas como las implementadas en Alemania, Dinamarca, los Países Bajos, Portugal y el Reino Unido pueden ayudar a recuperar parte del camino perdido en la igualdad de género en la docencia empoderando al profesorado, al alumnado, a sus familias y al resto de actores implicados para acabar con los estereotipos de género.

La investigación social aplicada puede ayudar a diagnosticar y a visibilizar situaciones o problemáticas como la segregación de género. La toma de decisiones en base las evidencias derivadas de la investigación social debería contribuir a transformar la realidad social y económica del país.
 
[1] Estadísticas. Empleo y prestaciones sociales (2016).  Instituto de la Mujer y para la Igualdad de oportunidades.
[2] Gálvez, L. Rodríguez, P. (2011). La desigualdad de género en las crisis económicas. Investigaciones Feministas, vol. 2:113-132.
[3] ILO (2012). Global employment trends for women.
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