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La escasez de enfermeras en los próximos 15 años en Cataluña

Artículo de opinión


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David Ballester Ferrando. Director de la Escuela Universitaria de Enfermería de la Universitat de Girona
La escasez de enfermeras y enfermeros de estos últimos años en Cataluña, no se produce de la misma forma en el resto de comunidades autónomas y tampoco tiene una sencilla solución. Es necesario analizar de forma sensible y adecuada, los motivos de esta situación, y se ha escrito bien, en plural, puesto que la simplificación solo conducirá a errores graves de planificación.

La situación actual es curiosa, tenemos un sistema sanitario, que comparativamente con el resto de Europa, tiene un superávit de médicos y un déficit de enfermeras, y en cambio en estos últimos años se ha hablado mucho de un déficit de médicos y poco de la situación de los profesionales de enfermería. Opino que, sin poner en tela de juicio la necesidad de médicos en algunas especialidades, el modelo sanitario sobre el que nos fundamentamos, no tiene en cuenta las competencias reales de los profesionales de enfermería, y que está sobrecargando a los médicos y médicas en actividades que no les son propias, o que pueden delegar perfectamente en las enfermeras. Pero esta situación es aceptada y potenciada, en parte del colectivo médico, que incluso se ha puesto en pie de guerra por la posible prescripción enfermera, una prescripción que se lleva a cabo en diversos países con resultados óptimos y por otro lado una prescripción sobre productos farmacéuticos que los médicos no utilizan o de ciertos fármacos que los vecinos te aconsejan, no sería más adecuado que te lo prescribiera una enfermera, más criterio tendrá que la vecina carnicera.

Estamos ante un modelo sanitario, que se muestra excesivamente apoyado en el médico y en el hospital, cuando se debería dirigir hacia un sistema basado en la comunidad, la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad y en el equipo de salud como elemento clave. Un equipo de salud donde la enfermera debe ser un miembro referente del mismo.

Es preciso llevar a cabo el debate sobre el modelo sanitario que queremos y debemos llevar a cabo, y que las presiones de ciertos colectivos no nos dirijan hacia un camino erróneo.

Puesto en entredicho, algunos aspectos relativos a la falta de profesionales sanitarios, sobre el modelo actual, ¿faltan profesionales de salud?, ¿faltan enfermeras? Según algunos datos de diversos estudios, elaborados por Lena Tarrús y Julia Esteve, bajo el auspicio del Colegio de Enfermería de Barcelona, faltarían en Cataluña 15.000 enfermeras, un 35% más de las existentes en la actualidad, aunque naturalmente, serían necesarias solo en un modelo diferente al actual, que tuviera en cuenta, realmente, las necesidades de los ciudadanos y las ciudadanas, con un nivel de atención y de calidad asistencial próximo a los de los países de la Unión Europea.

De este modo, se prevé necesaria una propuesta de incremento de plazas en las escuelas de enfermería, que permita mejorar esta ratio, por las dificultades existentes en conseguir enfermeras. Pero este incremento se encuentra en un modelo formativo donde la principal fuente de formación se encuentra en centros de carácter privado o adscrito a universidades, donde la matrícula para el estudiante es de 3 a 4 veces superior que en una institución pública, y donde solo el 35% de las plazas son de carácter público.

Por otro lado, el sistema de salud mantiene incoherencias con esta realidad actual, ya que tiene necesidad de profesionales de enfermería, y en cambio sigue con un sistema de contratación precario, con contratos a días, con una alta rotación de personal con poca experiencia, con lo que les está produciendo una alta inseguridad y malestar, puesto que se pueden encontrar trabajando en una unidad de urgencias un día, a la mañana siguiente en pediatría y al cabo de dos días en cirugía. ¿Se imaginan ustedes que esto sucediera con un médico? Y además con una precariedad en condiciones económicas y laborales en determinados espacios de trabajo como son algunos servicios geriátricos y socio sanitarios y algunos centros privados.

Ante esta falta de profesionales actual, se está recurriendo a la contratación de enfermeras en origen, principalmente de Andalucía, ya que en estos momentos existe un nivel de paro considerable en esta comunidad, y se inicia muy tímidamente la contratación de profesionales de enfermería de países sudamericanos.

La grave situación que se genera en nuestro entorno se ve acrecentada por el paso de la titulación de enfermería de 3 a 4 años, con lo que durante un año no se titulará ninguna enfermera, o lo que es lo mismo, se perderá una promoción, unas 1800 enfermeras en Cataluña. Una promoción perdida que reducirá o incluso anulará el paro de enfermeras en el resto de España y que generará un déficit en Cataluña que, a no ser que se tomen medidas urgentes, va a continuar con la jubilación en los próximos diez años de una cohorte de profesionales muy importante de más de 50 años en la actualidad. Ese es otro punto grave en nuestro sistema de salud. Tal como se ha puesto de manifiesto en el documento aprobado por el Consejo de la Profesión Enfermera de Cataluña (disponible en http://www.gencat.cat/salut/cpic), sobre la "Previsión de la población enfermera en Cataluña, perspectivas de futuro”, la envejecida pirámide de población no se sustituye suficientemente con las actuales demandas para cursar enfermería, y aun siendo así, en estos momentos no existen suficientes plazas en las escuelas.

Ante esta situación, un recurso fácil puede ser incrementar las plazas de las escuelas adscritas o privadas, lo que supone un coste prácticamente nulo para la administración. Naturalmente este recurso, por el que ya se optó hace unos años, terminó con una reducción importante de las demandas a cursar estudios de enfermería, que en el año 2001 bajó a tan solo 1300 matrículas, cuando lo habitual eran cerca de las 1800, como en la actualidad.

Una vez planteado este problema, no se puede entender que la solución es simple, sino que se merece una respuesta mutidimensional donde se produzca una intervención en diversos ámbitos y se actúe en diferentes contextos. La propuesta debe ir en el siguiente sentido:

- Incrementar las plazas para cursar enfermería en las instituciones públicas, integrando escuelas adscritas.

- Aportar más ayudas para cursar enfermería a los estudiantes en instituciones no públicas, o bien concertando estas plazas con la administración de forma que para el estudiante la matrícula tenga un mismo precio.

- Mejorar las condiciones laborales, retributivas y de descanso, así como reducir la precarización del empleo, fomentando los contratos largos y evitando la alta supuesta polivalencia de la enfermera.

- Desplegar las especialidades enfermeras y fomentar su despliegue profesional, aspecto que redundará en una mejora de la calidad asistencial, tal como se ha planteado en diversos artículos de investigación, y en una mayor satisfacción profesional.

- Reconocimiento de las especialidades de enfermería tanto profesionalmente, creando plazas que deben ser cubiertas exclusivamente por especialistas, como retributivamente, con una clara diferenciación salarial, acorde con los más de dos años necesarios para su formación.

- Realizar una campaña de prestigio de la imagen de la profesión enfermera como elemento clave en el sistema de salud.

- Discutir y plantear el modelo de salud que deseamos los ciudadanos, así como las espacios y competencias de los profesionales en este modelo. A partir de ahí estudiar las necesidades de personal y ajustar esas necesidades a los titulados.

- Establecer una ratios de profesionales que sirvan como elemento de mínimos de calidad de los servicios, sobre los que se fomente la contratación de servicios en los centros concertados o privados.

El hecho de plantear una sola solución posible al problema actual, como por ejemplo incrementar el número de estudiantes en las escuelas de enfermería, generará un incremento del paro en el futuro, que redundará en otra caída en la demanda de los estudios. ¡Pan para hoy, hambre para mañana!

Por otro lado un cambio en el modelo de atención, en el que enfermería asuma competencias, para las que está preparado y más aun con el desarrollo de las especialidades, debe redundar también en un cambio de competencias en los profesionales de la salud de Formación Profesional, con la asunción de nuevos espacios competenciales. Unos espacios que se deben fundamentar en el trabajo en equipo, y no en la simple responsabilidad de cada profesional.

Bajo este modelo de salud, se deberá fomentar la integración de estos profesionales y de incrementar su importancia en el sistema sanitario. Pero también se debería incrementar la intervención de profesionales de la medicina y de la enfermería en la formación profesional, puesto que son éstos quienes conocen el campo de trabajo.

No existen fórmulas magistrales que aporten soluciones al problema actual de la falta de profesionales sanitarios en general y de enfermería en particular, pero la realidad actual y la previsión futura no nos permiten más demoras, ya que o se empieza a actuar ya, o en los próximos años veremos las consecuencias de esta mala gestión, y el sistema de salud y los ciudadanos seremos los perjudicados.
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